Desde hace un par de años, los médicos que atendemos a pacientes con hepatitis C estamos siendo testigos de una verdadera revolución en el tratamiento de la enfermedad y los pacientes afectados están recibiendo este cambio con gran beneficio para su salud. Desde noviembre de 2015, se fueron aprobando y se encuentran disponibles en Argentina varios antivirales de acción directa (que son drogas que inhiben diferentes pasos en la replicación del virus).
Por medio de una combinación de 2 ó 3 de estos antivirales (sofosbuvir + ledipasvir; la llamada combinación 3D de laboratorio Abbvie; grazoprevir + elbasvir; sofosbuvir + daclatasvir, etc) se obtiene la erradicación del virus C (CURACIÓN) en más de 90% de los pacientes tratados. Además, ya no hace falta utilizar interferon como parte del tratamiento. Como consecuencia, no sólo ha mejorado muy significativamente la eficacia del tratamiento sino que ahora es mucho más seguro y tolerable, con efectos colaterales mínimos. Otra gran ventaja es que la duración del tratamiento es de 8 a 12 semanas en la gran mayoría de los pacientes, mientras que era de 24 a 48 semanas con los esquemas previos que incluían al interferon. Por otra parte, pacientes que no podían ser tratados con interferon (por presentar contraindicaciones como cirrosis con recuento disminuido de plaquetas o de glóbulos blancos; o enfermedades autoinmunes que se podían exacerbar con interferon), ahora pueden recibir los nuevos antivirales sin efectos adversos importantes.
Por lo tanto, podemos afirmar que todos los cambios son beneficiosos: mayor eficacia (curación mayor a 90% versus 50-70% con los esquemas previos), menor duración y mayor seguridad y tolerabilidad.
Nuevas combinaciones, como glecaprevir + pibrentasvir y sofosbuvir + velpatasvir, estarán disponibles en el mercado argentino en el año 2018, agregando más posibilidades y ventajas (por ejemplo, glecaprevir + pibrentasvir es eficaz contra todos los genotipos del virus C y con una duración de sólo 8 semanas en los pacientes sin cirrosis).
La erradicación del virus C se traduce en una total detención del proceso de necroinflamación en el hígado y consecuentemente, del avance hacia la cirrosis y todas sus complicaciones posteriores, necesidad de trasplante, etc.
Tanto los pacientes como los médicos que nos ocupamos de la hepatitis C estamos maravillados con los avances que se han producido en la terapia y nuestro mayor desafío ahora es detectar a los pacientes, ya que una buena proporción de los que tienen la enfermedad, no lo saben, dado su carácter de asintomática.