Lamentablemente, la mayoría de las personas afectadas por las enfermedades mencionadas en el apartado anterior, no presentan síntomas específicos: o se encuentran totalmente asintomáticas o refieren síntomas leves, como un cierto grado de decaimiento general. Por lo tanto, es conveniente pedirle al médico de cabecera que incluya un “hepatograma” y otros análisis que se utilizan para evaluar la función hepática en los chequeos de rutina, como una forma de detectar la presencia de estas enfermedades silentes. Si se encontrara alguna alteración en estos análisis de rutina, sería pertinente consultar a un médico hepatólogo.